jueves, 10 de noviembre de 2011

Una memoria de narices y sangre.

Mi primera memoria tiene mucho que ver con mi hermano, diecisiete  meses menor que yo.
Cuando él tenía dos años, yo tenía tres. Estábamos en el baño y mi hermano cogió un bastoncillo de algodón, de esos que se usa para limpiarse el oído, y no sé cómo, nadie se dio cuenta de que se lo metió en la nariz con tan mala suerte de que se le quedo la punta del algodón dentro.
Al cabo de una semana, le notaron que no paraba de tocarse la nariz, y se dieron cuenta de que tenía el algodón dentro. Preocupados por no poder sacarlo, lo llevaron al médico, y yo me fui con ellos.
Ya en la consulta, cogieron unas pinzas, que a mí me parecieron enormes y me asusté mucho. Cuando le iban a sacar el algodón, a me dio mucho asco y me acuerdo de que miré para otro lado y vi un expositorio de papillas Nutribén. Me quedé mirándolo mucho tiempo y escuchaba llorar a mi hermano. Me acuerdo perfectamente de que quise mirar y ya se lo habían sacado, pero le salía mucha sangre y entonces salí corriendo. Me senté en un banco de fuera y esperé allí a mis padres. Cuando salieron, mi hermano estaba muy feliz porque le habían regalado una piruleta de fresa, pero a mí se me quedó la asquerosa imagen en la cabeza.
Soy Ana Linares Fernández. Estudio 2º de ESO en el IES "Guadalpín" (Marbella)


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